Colección Breve Biblioteca de Bibliología, una divulgación desde los comienzos hasta la actualidad del mundo del libro

Breve Biblioteca de Bibliología (BBB) es una colección surgida al calor de proyectos con más de una década de desarrollo dentro del campo de la bibliología, ciencia ocupada en el estudio general del libro desde sus diferentes aspectos, como los materiales, técnicos, intelectuales, comerciales y sociales.

(Fuente: Eduvim)

Esta producción es la primera dedicada a la divulgación de la bibliología, creada a partir del esfuerzo colectivo de cuatro instituciones universitarias de América Latina como la Editorial Eduvim de la Universidad Nacional de Villa María de Argentina, Ediciones UC de la Pontificia Universidad Católica de ChileEdiciones Uniandes de la Universidad de Los Andes de Colombia y Editorial Universidad de Guadalajara de la institución homónima de México.

Se trata de una compilación cerrada, de títulos breves, con un repertorio básico de lecturas para el público general, que podrá usarse, también, como complemento para la formación de profesionales en las diversas áreas vinculadas con el mundo del libro, en especial, a quienes se desempeñan en archivos, acervos y bibliotecas. Está escrita por nueve expertos, oriundos de Brasil y México, que abordan una parte medular de los temas de la bibliología como el papel, las técnicas de estampación e impresión de imágenes, la tipografía y la configuración visual y material de los textos, en especial, de los antiguos, la encuadernación, el tránsito de lo impreso a lo digital y una introducción a la historia del libro y la bibliología.

Los títulos son seis: Panorama sobre el papel como principal soporte documental, de Adriana Gómez Llorente y Alejandra Odor Chávez; Introducción a las técnicas de impresión en el periodo del libro antiguo, de Héctor Raúl Morales Mejía; Panorama de la encuadernación en Occidente, de Ana Utsch; Introducción a la cultura visual y material del libro antiguo, de Marina Garone Gravier; Panorama de la historia del libro y la bibliografía, de Andre Vieira de Freitas Araujo, Diná Marques Pereira Araújo y Giulia Crippa; Panorama histórico del libro y la edición digital, de Fernando Cruz Quintana.

En diálogo con la directora de la colección, Marina Garone Gravier, doctora en Historia del Arte, investigadora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas y fundadora del Seminario Interdisciplinario de Bibliología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), quien participó de la creación y co-coordinación de la Red Latinoamericana de Cultura Gráfica desde 2017, nos despejó algunos interrogantes en torno a la esencia de esta prolífera producción.

¿Cuál es la motivación que los llevó a organizar la Breve Biblioteca de Bibliología? ¿Cuál es la importancia que sea una iniciativa realizada por y para latinoamericanos?
Huvo varias motivaciones para hacer esta colección. En principio, generar un cuerpo, un banco de producción textual con documentos escritos, de variado orden, para la formación en el campo de la bibliología, sobre los distintos aspectos de la historia del libro, la cultura gráfica, la comunicación visual en clave escrita y la producción editorial. La iniciativa persigue el objetivo de poner al alcance de diferentes tipos de lectores los conocimientos panorámicos, compendiosos, básicos, inherentes a la cultura del libro. Hubo una intención de divulgación, de generar un conjunto de lecturas mínimas, un gran ABC que contiene algunas de las facetas de la historia de la bibliología. Para mí, es fundamental que sea escrita por autores latinoamericanos y pensada para la circulación en nuestro continente porque, básicamente, el grueso de la información o aspectos formativos en algunos temas de la historia del libro los hemos absorbido de traducciones provenientes de investigaciones del ámbito académico. Es decir, tenemos un importante corpus de libros, dossiers y materiales escritos por latinoamericanos, pero de un público científico dirigido a otro público científico, mas no tenemos, en igual medida, textos de divulgación. Somos consumidores primarios de bibliografía producida en España, Francia o desde la literatura anglosajona. De esta manera, se han formado muchos de nuestros cuadros en las distintas carreras que tienen relación con el universo editorial, sin generar trayectoria en divulgación inicial para Latinoamérica. Desde la consciencia plena de que la bibliología es un campo en crecimiento y evolución, hemos querido contribuir a su difusión y conocimiento, desde una perspectiva interdisciplinaria.

El repaso por la producción y el consumo del libro, ¿nos permite reflexionar y elaborar una crítica responsable sobre la situación actual de esta industria en Latinoamérica? Sobre todo, en lo que respecta a la posesión y al precio del papel.
Efectivamente, nosotros hemos tocado tópicos que van desde aspectos antiguos del libro en la producción manual, tradicional, tipográfica, de libros muy antiguos de las primeras imprentas tipográficas en América Latina y, también, de los aspectos de encuadernación. Pero llegamos con uno de los títulos, el de Fernando Cruz Quintana, hasta el libro digital. Y, en esa medida, pensar que esta colección permite plantear alguno de los hitos históricos en la materialidad del libro, nos hace observar cómo llegamos a este momento diverso en términos editoriales, inclusive dentro de la edición universitaria, con la creciente volatilidad de los mercados, la situación del comercio internacional, cuál es el impacto que tiene esto en la producción, en la posible adquisición de los títulos, en los precios de las materias primas, especialmente, en el tema del papel. Ahora, respecto a la posesión, vamos a tener que repensar el concepto. Con repensar, me refiero, a que no necesariamente estamos editando libros para que cada unidad editorial tenga un lector único. Creo que necesitamos voltear la mirada hacia procesos de socialización de la lectura, especialmente, en bibliotecas universitarias bien surtidas o en espacios de bibliotecas comunitarias o populares, donde estos libros como los de BBB puedan ser leídos por más de un tipo de lector. Creo que hay que flexibilizar el concepto de posesión porque, en realidad, estamos hablando de divulgación del conocimiento y, preferentemente, también, de acceso abierto.

¿Qué continuidades y rupturas existen entre el libro como objeto material y la transfiguración digital al libro electrónico?
Creo que, todavía, estamos en proceso de estudio comparado entre la producción material, física, objetual y la producción digital de libros. Por estudios comparados me refiero a ver las transformaciones o variaciones en los procesos de lectura, en el tipo de géneros que se publican y que tienen un mejor aprovechamiento en una u otra plataforma. Para dar ejemplos concretos, en estos momentos, paradójicamente, que estamos muy inmersos en la digitalidad, tenemos un florecimiento de libros de artistas, de libros con procesos artesanales tanto del papel como en la tipografía móvil. Hay una necesidad o una revitalización de los aspectos sensoriales de los libros impresos y eso creo que, de alguna forma, está exacerbado por la producción digital. Sin embargo, también, en término de los géneros, es evidente que la divulgación de distintos tipos de conocimientos científicos, especialmente, los producidos en ámbitos universitarios, han tenido una expansión ríquisima a partir de los procesos digitales de edición y de la posibilidad de tener los documentos, sean libros o artículos en revistas, de manera digital, sorteando, en una parte, los problemas de distribución de los libros físicos que siempre han sido el talón de Aquiles para cualquier tipo de editor. Más que decir, en términos latos, cuales son las continuidades y rupturas, me gustaría pensar en términos de estadios de cambios en los usos y en las prácticas, no solo en las editoriales sino en los consumos de estos documentos escritos. Entonces, creo que ahí debemos calibrar la potencialidad del medio para la transmisión de distintos tipos de contenido. Estamos en un momento histórico que podemos usar tanto viejas tecnologías y no perder esos haceres cuasi dancísticos u orquestales en la producción material de los libros impresos y eso no está reñido con la posibilidad de hacer el mayor o mejor uso de la tecnología digital. Tenemos la posibilidad de trabajar, de la mejor manera posible, la producción editorial latinoamericana, poner el foco en nuestra geografía, analizar nuestros fenómenos y empoderar la producción textual de nuestra región.